domingo, 24 de diciembre de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 22 DE DICIEMBRE.


PEQUEÑOS HERMANOS DE GUATEMALA.

Sí pusiésemos un mapa del mundo en la pared y tuviésemos chinchetas multicolores para clavarlas en los países donde la miseria se escribe con mayúsculas y donde nuestra gente ha dado lo mejor de sí para paliar tanta injusticia solo nos quedaría el mar.
En 1954 un niño fue arrestado por robar la caja de limosnas de una parroquia en Cuernavaca, Morelos, México. Un joven sacerdote, de los Estados Unidos, Padre William Wasson, no presentó cargos contra el joven "porque tenía hambre" y, en lugar de hacerlo, pidió la custodia del muchacho. Una semana después el juez le mandó ocho muchachos desamparados más. Al final del año, ya había 32 niños, y así nació "Nuestros Pequeños Hermanos". Más de 20.000 niños se han criado en la familia de NPH, la cual tiene casas operando en México, Honduras, Haití, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Perú y Bolivia. Actualmente más de 3300 niños/as son cuidados en un ambiente de amor y seguridad. Nacido el 21 de diciembre de 1923, en Phoenix, Arizona, el Padre William B. Wasson casi inmediatamente después de ser ordenado sacerdote estableció una guardería para niños pobres. El Padre Wasson dedicó los últimos 50 años de su vida sirviendo como padre, proveedor y maestro para niños huérfanos, pobres y abandonados. El 16 de Agosto de 2006 el Padre Wasson murió en Cottonwood, Arizona. 
Dos de nuestros adelantados más comprometidos, Eduardo Briones y Pilar Fernández, que han aparecido en esta serie de artículos con sus proyectos de Ecuador y República Dominicana, fueron los encargados en el año 2008 de llevar la luz del valencianismo solidario hasta NPH Guatemala. Este proyecto pretendía la inscripción de dos equipos de jóvenes acogidos en el orfanato en la liga municipal de Parramos, departamento de Chimaltenango para cumplir un sueño de los jóvenes como era participar en un torneo regular que además les hacía crecer en valores, mejoraba una infancia muy difícil en muchos casos pues la mayoría son huérfanos, abandonados a su suerte en las calles y con falta grave de medios y prioridades que hicieron que nunca pudiesen llevar un uniforme o ser arbitrados por árbitros reglamentarios. Así se brindó la oportunidad a 44 jóvenes y niños a los que se les pagó las inscripciones en la competición, se les compraron las botas, los uniformes y se hizo el pago de arbitrajes. Esto también permitió sociabilizar a estos jóvenes con los jóvenes de otros equipos para sentir que el mundo era más grande que el del pequeño microcosmos de las cuatro paredes de su institución.
Puede parecer muy obvio, pero recordar a estos muchachos normas elementales para el desarrollo del deporte insertadas dentro de las oportunidades que la Penya Valencianista per la Solidaritat les procura es nuestra obligación. Nuestra misión es formar a niños y jóvenes acogidos en estas casas hogares para que sean sobre todo personas responsables y por ello cada uno de los jugadores debe observar en la cancha de juego un comportamiento y una actitud intachable y acorde con los valores de la institución donde la deportividad y el compañerismo entre los jugadores deben siempre prevalecer sobre los resultados del juego. Por tanto se recuerda con insistencia que está prohibido desanimar al compañero y se acepta que las indicaciones de juego deben ser dadas por el capitán del equipo con educación y respeto, se felicita y anima a los jugadores para darles confianza, se les inculca el máximo respeto por los árbitros y los jugadores del equipo rival, que no son adversarios sino que nos ayudan a mejorar, está prohibido insultar escupir o golpear con mala fe al adversario y al campo de juego se debe llegar y salir todos juntos en equipo pues esta es una gran familia, la gran familia del valencianismo solidario.

sábado, 9 de diciembre de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 8 DE DICIEMBRE.


BRUNO, UNO DE LOS NUESTROS.

En la Penya Valencianista per la Solidaritat creemos en la integración. Y en el respeto “al otro”. No solo no apreciamos la diferencia, sino que creemos que valorar una cultura o forma de vida por encima de otras fomenta las desigualdades y aumenta el riesgo de fractura social. Es posible la convivencia armoniosa en sociedades que cuentan con diferencias étnicas, culturales, religiosas y lingüísticas, y el afán por mantener la heterogeneidad cultural realza el valor de la diferencia y enriquece a la sociedad. Y pasamos de la ideología a la palabra, y de la palabra a los hechos.
Un hecho no suficientemente conocido en nuestra micro historia ha sido la extraordinaria implicación de un ex jugador del Valencia como Bruno Saltor en muchos de nuestros proyectos solidarios. Su honradez y compromiso en el terreno de juego solo ha sido superado por su conciencia de que las cosas con los que peor lo tienen pueden cambiar con nuestra ayuda. Con él conseguimos abanderar algunas iniciativas en las que él se implicó activamente y por eso siempre será “uno de los nuestros” allá donde se encuentre jugando.
En una de tantas en las que pudimos compartir su pasión, la Peña Valencianista per la Solidaritat en colaboración con ASIPREV (Asociación Subsahariana para la Integración y la Promoción del Retorno Voluntario) organizamos entre octubre y diciembre de 2009 la segunda Copa de la Integración que no era otra cosa sino una alternativa para colectivos en riesgo de exclusión social en la que participaron personas de diferentes nacionalidades con las cuales se pretendía alternar la rutina diaria con la combinación con actividades deportivas. Compitieron en ella equipos de diferentes países como Mali, Costa de Marfil, Senegal, Marruecos, Ghana, Ecuador, Camerún, Argelia, un equipo combinado de África ye un equipo integrado por la Agrupación de Peñas del Valencia Club de Fútbol. El campeonato se desarrolló siguiendo un sistema de liguilla y el vencedor final fue la selección española al vencer a la de Senegal.

Pero queremos que esta nueva colaboración sea un homenaje a nuestro gran Bruno. Corría el año 1993 y Manel Saltor, padre de Bruno y traumatólogo de prestigio, se marchó a Mozambique para formar parte de un proyecto de cooperación internacional. Bruno tenía entonces trece años de edad  y eso nos da pistas de que ya desde muy pequeños Bruno y su hermano Albert han sido educados con valores solidarios. Proyectos en Colombia, en Angola y en muchos países más han sido el reclamo para que en distintas ocasiones Bruno haya “hecho equipo” con compañeros suyos de distintas etapas y hayan convertido el césped en el terreno de juego donde se cambian vidas. El mismo mes de la celebración de nuestro torneo de integración, Bruno Saltor y Joaquín Sánchez participaban en la iniciativa del C.E.U. San Pablo“”Autógrafo x kilo = alimentos para muchos”, en la que con sus autógrafos los futbolistas blanquinegros recogieron más de 350 kilos de comida para el Banco de Alimentos de Valencia. En las instalaciones del centro universitario, los casi 300 estudiantes que participaron en el acto entregaron un mínimo de un kilo de comida envasada y no perecedera para que, a cambio, los dos jugadores les firmaran sendos autógrafos dedicados. El Banco de Alimentos de Valencia es una asociación que atiende mensualmente a 270 centros benéficos de la provincia, mediante la recogida, clasificación y posterior distribución de alimentos donados por empresas e instituciones. Entre 900 y 1.000 familias necesitadas y entre 200 y 300 transeúntes y sin techo son atendidos cada mes gracias a las aportaciones realizadas al Banco de Alimentos. Y es que con un equipo integrado por cracks de la solidaridad como Bruno, nuestras vitrinas no hacen más que llenarse de victorias solidarias.

lunes, 4 de diciembre de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 24 DE NOVIEMBRE.

El hogar ”Madre Francisca Casci” atiende desde 1998 por las hermanas Franciscanas hijas de Santa Isabel, a los hijos de los reclusos de Palmasola en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. Actualmente son 4 religiosas y dos novicias las que atienden permanentemente a 42 niños de entre 5  y 17 años que se encuentran en este hogar.
Todos podemos entender que las  cárceles de Sudamérica son bastante distintas a las que uno puede visitar en Europa y, con frecuencia, la convivencia de los niños con sus progenitores en estas cárceles hace que, de hecho, la condena de los mayores se traslade también a sus hijos. 
Por ello, el objetivo de estas monjas es ofrecer un hogar a estos niños en  un ambiente distinto al de la cárcel, brindarles una educación fuera del clima carcelario pues muchos de estos niños, según cuentan las hermanas, han perdido la infancia y la capacidad de soñar. Conseguir llevar a cabo un proceso adecuado para guiar el crecimiento humano y espiritual de los niños lleva a que allí reciban educación escolar en todos los niveles de infantil, primaria y secundaria, educación en salud y medio ambiente, educación física y actividades deportivas y educación creativa en juegos, música, recreación. Los más mayores asisten a una escuela de iniciación donde pueden obtener un título como técnico en temas como electricidad, operador de computadoras, estética, etc…, teniendo así la oportunidad de aprovechar la oportunidad de prepararse para una futura profesión. Se presta especial atención a la educación alimentaria para que esté equilibrada y favorezca el desarrollo normal de los niños y constante es la atención médica que se someten a través de exámenes médicos y la prevención sin ninguna falta de actividades deportivas y el cuidado del cuerpo con la higiene personal adecuada.

El día a día de los chicos comienza por la mañana con el desayuno y van a la escuela para volver para el almuerzo. Por la tarde desarrollan tareas, meriendas y actividades recreativas. Antes de la cena se divierten jugando, viendo una película o en una variedad de actividades. Los fines de semana suelen salir en campamentos o visitas a lugares de interés.

Pero también aquí ha llegado el valencianismo solidario. En alianza con la expedición de médicos BE SOLID (ser sólido, ser fuerte y ser solidario) de la Asociación Valenciana de Asistencia Sanitaria y Social Voluntaria llegamos a Bolivia dentro del Plan “CAINCO con corazón” y de la mano de Carlos Sabja, capitán de la Selección Boliviana de Fútbol Sub 15, les hicimos entrega de un nutrido juego de equipamiento deportivo y camisetas oficiales del Valencia C.F. que donamos desde la Peña Valencianista per la Solidaritat. Este fue el acto de clausura del proyecto en el que los médicos valencianos atendieron a más de 3.500 niños en las poblaciones de Santa Cruz, Trinidad, San Javier, Concepción, y en los campos de damnificados de las inundaciones del Río Grande en San Julián. Desde aquel momento en Santa Cruz y en sus ligas juveniles el nombre del Valencia juega las ligas de los mejores porque acompañamos también a los hijos de los reclusos.