Miguel Ángel Bossio Bastianini saca su cabeza al mundo en Montevideo, un
10 de febrero de 1960. Con la selección uruguaya disputó 30
partidos y participó en el Mundial de 1986. En Uruguay jugó con
Racing, Sud América, y Peñarol, y en España con el Valencia, Sabadell y
Albacete. Con el Peñarol ganó cuatro ligas uruguayas, una Intercontinental y
una Libertadores.
Tras tanto título, Bossio ha pasado a la historia del
Valencia C.F. por algo mucho más sentido y doméstico, y es que supo representar
los valores de pundonor y sacrificio por el escudo del equipo en una de las
etapas más delicadas del club. Su recuerdo quedará por siempre ligado a la
imagen de una venda en su frente y la camiseta ensangrentada en una heroica
victoria en el Camp Nou en la complicada temporada de regreso a Primera
División. La memoria nos conduce hasta ese choque disputado el 20 de septiembre
de 1987. El Valencia acababa de subir a Primera División tras su descenso del
año anterior y dio la sorpresa al imponerse al Barcelona de los Lineker,
Schuster, Carrasco y Zubizarreta. El gol del Valencia lo marcó Carlos
Arroyo, pero el partido pasó a la historia por la imagen de Miguel Ángel
Bossio con la cabeza ensangrentada. El jugador uruguayo recibió un vendaje
y completó los noventa minutos en una exhibición de esfuerzo, coraje y espíritu
de equipo. Fue, sin duda, un jugador que caló muy hondo en la afición y
marcó a toda una generación por su enorme profesionalidad y entrega sobre el
terreno de juego.
Y este referente del deporte y de humildad es uno de los
nuestros, de los que entienden que la solidaridad se escribe con mayúsculas y
los que hacen de nuestra Penya un ejemplo de orgullo y compromiso. No todos los
días se tiene la suerte de que una leyenda del valencianismo y del fútbol
uruguayo te visite, y el lunes 8 de mayo ocurrió cuando Miguel Ángel Bossio
entró por la puerta del Centro Luis Amigó de Massamagrell para compartir con chavales
con situaciones difíciles sus experiencias y sus valores. Tras una presentación
a los chicos y chicas, se realizó una charla donde mostró su cercanía,
recordando el sacrificio y el esfuerzo que le supuso llegar a lograr sus sueños
como fue jugar un mundial, defender los colores de su equipo en la conquista de
títulos y cruzar el charco para encontrar en Valencia la estabilidad laboral y
personal que buscaba. Así, pudieron comprobar la humildad y entrega que le
caracterizan como persona y que definían su juego sobre el césped. Valores como
el compromiso, el compañerismo y las ganas de superación personal, tan
importantes en el deporte profesional como en la vida diaria, fueron
transmitidos a los niños, niñas y adolescentes del Grupo Amigó y Zagales que
pudieron vivir esta magnífica experiencia.
Finalmente, después de una ronda de preguntas, jugaron un
partido donde nuestros campeones y campeonas pudieron demostrarle a Miguel
Ángel que aquí también hay talento y ganas de mejorar día a día. Lo mejor no
fueron los goles ni las paradas, sino las ganas mostradas por todos/as y las
lecciones aprendidas de un referente del deporte, que transmite aquello por lo
que lucha la “Penya Valencianista per la Solidaritat” de la que forma parte, y
la cual les sigue dando la posibilidad de disfrutar de vivencias y actividades
tan únicas y satisfactorias como estas.