665 kilos de esperanza por un mundo mejor.
Estamos en marcha estos días para el envío de un cargamento
de material escolar y deportivo con destino a los suburbios de la colombiana
Cartagena de Indias, compuesto por 62 bultos y un peso de 665 kg, 665 kilos
pues de esperanza en un mundo mejor. Porque el reto de la Penya Valencianista
per la Solidaritat es apoyar el crecimiento de los niños en los lugares más
remotos del mundo con el acompañamiento del escudo del murciélago, pero este es
un eslabón inseparable de la educación en las aulas. A distancia luchamos por
tener socios y adelantados estables que sean nuestros ojos y nuestras manos en
procurarles un futuro mejor pues su presente no es el más óptimo y en el “Proyecto
de la Clínica de lo Social del Colegio Mayor Bolívar” lo tenemos. Las instituciones
educativas de un país como Colombia se han convertido en escenario de encuentro
de niños, niñas y adolescentes que viven en carne propia realidades que los
colocan en situación de riesgo y vulnerabilidad extrema. El desarrollo integral
y la estabilidad emocional de los niños y niñas para asumir el proceso de
enseñanza y aprendizaje deben verse complementados con hábitos de higiene,
alimento y respeto, sin los cuales el resto está condenado a fracasar. Los
factores que defendemos en esta educación de la primera infancia son la
alimentación y la nutrición, la ausencia de violencia, el evitar el consumo de
sustancias sicoactivas, la educación sexual, la coeducación y el papel activo de
la familia y las redes de apoyo.
La educación de la primera infancia porque integrarnos ya en
el grado obligatorio de educación preescolar hace que los niños asuman un
modelo pedagógico muy diferente que favorece los procesos de desarrollo de los
niños de los barrios más marginales. La alimentación y la nutrición es relevante
pues los bajos ingresos de las familias más pobres no les permiten cubrir la
totalidad de las necesidades nutricionales ya que un 15% de la población
infantil menor de cinco años sufre de desnutrición crónica y presenta una estatura inferior para la edad
que les correspondería. La ausencia de violencia se identifica con el maltrato
infantil, la violencia intrafamiliar, el trabajo infantil, la violencia escolar
y el desplazamiento forzado a causa de las guerrillas y otros factores
urbanísticos. En relación con el trabajo infantil, 1.400.000 niños entre 12 y
17 años trabajan en las labores más insospechadas. Y en cuanto al
desplazamiento forzado, casi un millón de niños fueron obligados a desplazarse.
No menos importante es el “matoneo escolar” o “bullying” como agresión
constante de un estudiante ‘dominante’ sobre otro ‘dominado’ que genera
secuelas en los implicados y en quienes están cerca. Aunque no es común que la
intimidación escolar lleve a extremos fatales como el suicidio, sí desemboca
frecuentemente en desórdenes graves como depresión, ansiedad, inseguridad,
actos de venganza violenta, bajo rendimiento académico y deserción escolar de
las víctimas.
Además, el consumo de sustancias sicoactivas es causa de absentismo
en una tendencia macabra a consumirlas desde la más temprana edad. La educación
sexual debería incidir en el ingente número de adolescentes que ha tenido un
parto especialmente en la zona rural. De igual manera, los abortos, las
enfermedades de transmisión sexual y el SIDA en los adolescentes son aspectos
que castigan sus vidas. La coeducación quiere eliminar las barreas de género
porque aún sobreviven prácticas y estereotipos que colocan a las niñas en
inferioridad cultural y humana. Respecto a las familias es indudable que el
aprendizaje de los niños es efectivo en la medida en que esté en sintonía con
la experiencia que viven a diario con sus familias y por eso nos esforzamos en
apoyar a instituciones educativas que abren sus puertas para considerarlas como
educadoras. Y las redes sociales de apoyo son nuestro primer filtro pues la
comunidad debe hacer un reconocimiento a la institución educativa y a los niños
y niñas que la habitan, para que se vuelquen en su protección, convirtiéndose
en red de apoyo educativo y humano.
Por todo esto, la Penya Valencianista per la Solidaritat quiere
agradecer a entidades como AVACU, Ibercaja de Catarroja, Asociación "La
Ñigasa" de Anna, la falla Pensat i Fet de Vall d´Uxó, APAMI de Catarroja,
la Caja Rural de Albal, la Hermandad del Cristo de la Fe de Valencia, el
colegio de los Dominicos de Valencia, la falla del Centenar de la Ploma y APAMI
de Catarroja, la Biblioteca de la Torre, Mujeres en Marcha de Alfafar, la
Escuela Pública de Benimaclet, al pueblo de Beniparrell y a otras aportaciones
privadas su gran colaboración en la campaña de recogida de material escolar
para los niños de los suburbios de Cartagena de Indias en Colombia.
Sin su gran trabajo, esta nueva ilusión de la Penya Valencianista per
Solidaritat no hubiese sido posible.
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