lunes, 23 de enero de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 20 DE ENERO.

PARTIDO CONTRA LA POBREZA.
Desde hace unos cuantos años la inseguridad, la violencia y el delito constituyen uno de los principales problemas de la ciudad de Lima. La violencia juvenil, expresada en pandillas violentas y “barras bravas” (ultras del fútbol), ha pasado a ser un ingrediente importante de inseguridad ciudadana. Las pandillas y las “barras bravas” están íntimamente relacionadas. La existencia de estos grupos perturba la convivencia ciudadana y la pertenencia a una pandilla puede convertirse en el primer peldaño de la carrera delictiva y, a veces,  los pandilleros pueden ser utilizados como mano de obra barata del crimen organizado. Las pandillas y las “barras bravas” son, además, expresión de los problemas familiares, de la escuela y de la sociedad.
A comienzos de los años 90 en el distrito El Agustino (190.000 habitantes) de la ciudad de Lima había treinta y seis pandillas violentas que con frecuencia se enfrentaban entre ellas y causaban destrozos y zozobra en la población. Además, sus integrantes se dedicaban al robo y consumían algún tipo de droga. Muchos de los enfrentamientos entre pandillas, en los que ha habido muertos, han estado relacionados con el fanatismo en el fútbol o la identificación histérica con los colores de uno u otro equipo.
Los adolescentes y jóvenes integrantes de pandillas provienen, en su gran mayoría, de familias desestructuradas, con grandes problemas de violencia familiar interna, abusos y abandono. Se puede suponer que, partiendo de esa situación familiar, cuando ingresan en el colegio siendo niños van a tener problemas de aprendizaje, adaptación, integración, etc… y el sistema educativo peruano, además de muchas otras deficiencias, no está preparado para recibir a chicos y chicas con problemas. Como resultado de esto, tarde o temprano, muchos desertan del sistema educativo o son expulsados por ser “niños malos”. Lo que queda es la calle. Y, en la calle, la pandilla que pasa a ser su “familia” porque acoge, protege, es solidaria…
En el Agustino trabajamos por convertir estas pandillas violentas en asociaciones juveniles (Martin Luther King, Mandela, Gandhi, Tupac Amaru, Che Guevara…) con ofertas educativas, de empleo y deportivas para que los jóvenes puedan encontrar un “nuevo horizonte en sus vidas”. En El Agustino gracias a esta labor se consiguió erradicar las pandillas violentas y mejorar la seguridad ciudadana y la convivencia. El deporte, en concreto el fútbol, ha resultado ser uno de los caminos más efectivos para la convocatoria y la formación de los muchachos.
Al poco tiempo de constituirse la Asociación Martin Luther King de ex -pandilleros, se creó el club Deportivo M.L.K. Para comenzar este trabajo deportivo conseguimos un entrenador, Marcelino Torres quien, además de ser un buen técnico, era, sobre todo, un gran educador que llegó a entrar en la vida de los muchachos. Este fue el comienzo para entender que el deporte podía ser y lo fue un instrumento privilegiado para trabajar todas las carencias que traían los chicos provenientes de las pandillas: normas, disciplina, relación con la autoridad, trabajo en equipo, autoestima, superación de la frustración ante la derrota…
Y así fue como “Chiqui” (José Ignacio Mantecón sj), sacerdote jesuita que lleva viviendo y trabajando en El Agustino más de treinta años y actualmente es asesor para la educación y rehabilitación de jóvenes en toda Sudamérica y Premio Nacional por la Paz en 2015, empezó a trabajar con los más pequeños como una forma de prevenir una futura vida de violencia. Creamos la Escuela Socio-deportiva “Martin Luther King” en la que participan niños y niñas de 5 a 17 años. En la Escuela Socio Deportiva M.L.K. nuestro lema es: “El balón como excusa, la felicidad como objetivo”.  Es admirable ver de qué manera estos niños y niñas van cambiando sus actitudes, mejorando su autoestima, su relación con los otros compañeros y su vida de familia. Entendemos el deporte no solo como actividad recreativa y competitiva sino como un camino para fortalecer la formación integral de la persona. Por eso tratamos de que nuestros entrenadores y entrenadoras sean a la vez formadores que acompañen el proceso personal de los niños, niñas y adolescentes. Tratamos de formar buenos deportistas pero sobretodo buenas personas actuando en la inclusión social de los sectores más marginados de nuestra sociedad.
Pero, además de todo esto, es preciso involucrar a dos actores fundamentales para el cambio que pretendemos se de en la persona y la sociedad: la familia y la comunidad. Necesitamos que la familia entienda que el deporte es parte imprescindible del desarrollo de sus hijos e hijas y comparta nuestros valores y que los vayan integrando en la vida familiar. Por eso, paralelamente, tenemos tiempo para la formación de los  papás y las mamás de nuestra Escuela Socio Deportiva y espacios para que papás, mamás, niños, niñas, adolescentes y entrenadores-educadores practiquen deporte conjuntamente. Por otra parte, es importante que la comunidad se apropie de los espacios públicos deportivos y llegue a considerarlos espacios de formación para sus vecinos.
Gran parte de este trabajo ha sido posible gracias a la colaboración que en 2008 dio la “Penya Valencianista per la Solidaritat”. Con su aporte pudimos poner las bases para construcción de lo que hoy es el Estadio Municipal de El Agustino donde desarrollamos nuestras actividades deportivas. La Penya supo entender la importancia de esta manera de hacer deporte con contenido social y educativo.
  

sábado, 7 de enero de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 6 DE ENERO.

ACCIÓN EN EL CORAZÓN DEL CABANYAL.

Muy cerca del corazón del barrio del Cabanyal de Valencia, y hermanado con el barrio de la Malvarrosa, se encuentra el Colegio Parroquial Diocesano Santiago Apóstol, que forma parte del proyecto de Comunidades de Aprendizaje desde 2011. El colegio es un antiguo edificio protegido de tres plantas, con preciosos suelos y azulejos en todas sus aulas, y merece la pena una visita aunque necesite unos arreglos. También es toda una experiencia participar en cualquiera de sus muchas actividades educativas, como son los grupos interactivos o las tertulias dialógicas literarias, junto con los casi 160 alumnos y alumnas que cursan sus estudios de educación infantil, primaria y primer ciclo de secundaria. Con pocos recursos económicos y espacios limitados, desarrolla actualmente un proyecto de Centro de Acción Educativa Singular (CAES) ya que la mayor parte del alumnado se encuentra en situación de desventaja social y pertenece, en su mayoría, a una cultura minoritaria como es la del pueblo gitano. El colegio está pues al servicio de la comunidad para la que trabaja: todo el equipo docente,  numerosas personas de prácticas y cien personas voluntarias intentan, día a día y con medios escasos, dar respuesta a todas las necesidades de ese alumnado tan especial.

Son muchos los proyectos y las actuaciones que el centro lleva a cabo con el objetivo de preparar al alumnado para los estudios superiores. Somos conscientes de que la total inclusión de los niños y niñas en la sociedad pasa por que la escuela sea capaz de ofrecerles el mejor aprendizaje posible. Desde esta perspectiva y, siendo conscientes de que nuestro alumnado no tiene los recursos económicos para participar de un equipo deportivo, el centro puso en marcha este ilusionante proyecto en el año 2014.

En una comunidad de aprendizaje como esta, alumnado, familiares, profesorado y todas las personas que participan escriben el sueño de imaginar cómo quieren que sea su escuela. A partir de aquí, el centro se organiza para, además de ofrecer las mejores actuaciones que garanticen los mejores aprendizajes, tratar de que se cumplan todos los sueños. A veces son deseos sencillos, como cuando pintan de colores las puertas de las clases, pero otras veces requieren de algo más. Sea como sea, cumplir estos sueños es lo que da todo el sentido al día a día y transforma poco a poco la realidad del alumnado.

Así, el equipo nació en el curso 2014/2015 gracias a donaciones económicas del sector privado como “Singular Stays” y  “Tejas Borja”, junto con la colaboración desinteresada de voluntarios que entrenaban a los alumnos más mayores del colegio utilizando las instalaciones del C.F. Malvarrosa. Gracias a la implicación de los voluntarios y los alumnos del colegio, durante la temporada 2015/2016 se hizo posible el sueño de los chavales y  el colegio pasó a participar en la liga de fútbol sala de las Escuelas Deportivas Municipales del Ayuntamiento de Valencia (Jocs Esportius). Durante esa temporada el colegio ve realizado su sueño y su equipo compite por primera vez contra otros equipos de fútbol sala de la ciudad de Valencia.

Como el colegio Santiago Apóstol no dispone de patio deportivo donde celebrar los partidos, los colegios Escuelas Pías Malvarrosa y el CEIP El Carmen colaboran desinteresadamente cediendo sus instalaciones para poder realizar entrenamientos y partidos durante la temporada pasada y la actual. Es durante esta temporada cuando nace el convenio con la “Penya Valencianista per la Solidaritat”. Gracias a nuestra colaboración el equipo puede dotar del material deportivo necesario a los jugadores y costear los gastos que genera el equipo.

El proyecto deportivo no consiste simplemente en jugar partidos de fútbol sala sino que pretende, a través de los valores que fomenta el deporte, disminuir las desigualdades económicas y sociales del alumnado, generar espacios de ocio saludables y, sobre todo, mejorar los aspectos académicos de los chicos y chicas. Pretende disminuir por tanto el absentismo escolar  ya que el proyecto está íntimamente ligado al día a día de los jugadores y las jugadoras  en las aulas.


Después de dos años de andadura del equipo, podemos afirmar que el comportamiento y los resultados de nuestros chicos y chicas está mejorando día a día. No sólo juegan al fútbol, sino que se han convertido en un colectivo en el que todos se animan y ayudan, no sólo en el terreno de juego, sino también en las aulas y fuera del colegio. Se demuestra una vez más que si el deporte y la escuela caminan juntos se obtiene mejores resultados que caminando por separado. El colegio quiere agradecer enormemente el esfuerzo y apoyo de todos aquellos que hacen que este sueño sea posible: “Singular Stays”, “Ceip Desamparados” y la “Penya Valencianista per la Solidaritat” suman en un proyecto cada vez más ambicioso y que llega a más niños y niñas.

martes, 3 de enero de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 23 DE DICIEMBRE.



UN PROYECTO DEPORTIVO EN ECUADOR.

En los años 2015 y 2016 la Penya Valencianista per la Solidaritat ha llevado a cabo en Ecuador un proyecto en favor de la infancia más desfavorecida, tras el éxito de los años anteriores de su alianza con Nuestros Pequeños Hermanos en Guatemala, República Dominicana y Nicaragua. Esta iniciativa aúna adiestramiento en horticultura para que los niños sepan el valor de la tierra y lo que te devuelve en compensación al trabajo dedicado a ella y un proyecto deportivo de integración y superación personal. Los “alma mater” gemelas de este proyecto han sido nuestros adelantados Eduardo y Pilar, quienes con su compromiso hacen que estos proyectos cambien vidas. Y múltiples han sido con su liderazgo las acciones realizadas para llevar los colores del valencianismo más solidario  a los niños de los rincones más apartados del mundo que carecen de lo básico para llevar una vida digna.
El inicio del proyecto fue la entrega de 153 uniformes y botas de fútbol para niños, niñas y jóvenes con edades comprendidas entre los ocho y los dieciséis años de la zona conocida como “Clementina”. Desde el principio los entrenamientos se convirtieron en diarios de lunes a viernes en horario de 14 a 16 horas. Poco a poco la vinculación de los niños y el respeto a su nuevo entrenador hace que comiencen a inscribirse cada vez más niños y por eso llegan a ser más de cien los integrantes de las dos categorías sub 8 y sub 10 que van a entrenar con Eduardo. Pronto se va a hacer necesario iniciar el equipo sub 8 con niños de seis y siete años por la afluencia de niños nuevos y para evitar que se queden sin jugar. Pero, como no hay aprendizaje sin competición, se organizó un torneo hexagonal sub 10 formando seis equipos entre los propios niños de los entrenamientos, cuyos equipos tomaron nombres de animales elegidos por los niños (Delfines, Pumas, Leones, Caballos, Tigres y Osos). Y, como todos tenían que colaborar en adecentar el terreno de juego, se imponía la construcción de bancos en el campo de fútbol y estos fueron hechos por Eduardo y algunos de los niños con restos de madera de la carpintería. Ya para entonces las equipaciones fueron insuficientes y se hizo a la Penya Valencianista per la Solidaritat un segundo pedido y entrega de cincuenta y tres uniformes y treinta y seis pares de botas de fútbol para los niños nuevos que se fueron inscribiendo en los equipos. Una actividad especialmente querida por los niños fueron los entrenamientos en el río que coincidieron con el comienzo de las vacaciones escolares y que servían también para enseñar a nadar a los niños que no sabían. Para ello, cada jueves se alquilaba una camioneta para transportar a unos cuarenta niños y darles la merienda después del baño.
Y en las clases responden. Es una experiencia enseñar a los niños en las clases de matemáticas las tablas de multiplicar y conceptos de unidades, decenas, centenas y millares viendo los progresos cuando la recompensa es tener un balón de fútbol por el que hacen los mayores esfuerzos. Además, hicimos entrega de veinte equipaciones de fútbol para los niños acogidos en el Hogar “Niños Queridos” que es un orfanato humilde situado a las orillas del río Babahoyo en el que viven veinte niños y adolescentes huérfanos o abandonados. Esta era la primera vez en su vida que tenían un uniforme y unas botas de fútbol por lo que la entrega de estos fue un día de fiesta inolvidable en sus vidas y llevamos también una gran tarta de chocolate para celebrarlo. Por eso también fue un gran acontecimiento para ellos participar en partidos amistosos entre los equipos sub 8 y sub 10 de “La Clementina” contra otros equipos de las mismas categorías de otros municipios cercanos como Pijuyo, Baba y Catarama. Estos partidos fueron una gran motivación para los niños y además se logró aumentar el compañerismo y la amistad entre ellos. Es nuestra obligación inculcar en los niños los valores éticos del deporte y del valencianismo como son el respeto, la generosidad, el esfuerzo, el afán de superación y, por encima de cualquier otro, un nuevo valor que desconocían; la SOLIDARIDAD que ahora conocen y practican gracias  a la Penya Valencianista per la Solidaritat. Un simple gesto como saludar a los jugadores del otro equipo es ya una costumbre arraigada en ellos. Finalmente, una nueva donación de equipaciones de fútbol de la Penya Valencianista per la Solidaritat a la nueva “Escuela del Milenio” inaugurada en el municipio de La Unión y con capacidad para 1200 alumnos, lugar al que este año escolar van a ir a estudiar todos los niños de La Clementina, fue el colofón de este emocionante proyecto y el seguro cambio e impulso de la vida de tantos niños con carencias.