viernes, 30 de septiembre de 2016

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 30 DE SEPTIEMBRE.

VALENCIANISMO SOLIDARIO EN MOZAMBIQUE I

Hace ya más de veinte años, allá por 1994, el adelantado de la Penya Valencianista per la Solidaritat y de la Fundación del Valencia C.F. José Luis Zaragosí viajó por primera vez a Mozambique en un viaje relacionado con el mundo de la cooperación internacional en el ámbito de la medicina. Allí pudo conocer de primera mano la obra de las “Hermanitas de los Ancianos Desamparados” en su primera casa construida en el continente africano, concretamente en Maputo, capital de Mozambique. Con su casa madre ubicada en Valencia, esta institución cuenta con delegaciones repartidas por el tercer mundo como Centroamérica, Sudamérica y Asia. Actualmente, acogen a más de cien ancianos de la calle y ya han inaugurado una segunda residencia en Chissano,  en la provincia de Xai-Xai.

Allí tuvo ocasión de conocer al verdadero motor de aquella obra, el padre Vicente Berenguer Llopis, misionero valenciano nacido en Teulada en 1937 y con más de cincuenta años de su vida dedicados a los más desfavorecidos. No sería pues entendida nuestra relación con Mozambique sin la figura del padre Vicente, llamado justamente “el hombre blanco de corazón negro”. El padre Vicente constituye así un referente internacional en el mundo de la cooperación  y de la solidaridad.

Para situarnos en el entorno donde se desarrolla su labor diremos que la República de Mozambique se encuentra situada al sureste de África, a orillas del Océano Índico. Limita al norte con Tanzania y Malawi, al noroeste con Zambia, al oeste con Zimbawe, al suroeste con Swazilandia, al sur con Sudáfrica y al este con el Océano Índico. Antigua colonia portuguesa con una población de 25 millones de habitantes y con capital en Maputo, logró la independencia el 25 de junio de 1975 siendo su primer presidente Samora Machel y, posteriormente, tuvo una guerra civil que duró diecisiete años y que llevó al país a la pobreza más extrema, además de ser uno de los países con más minas antipersonas repartidas por toda su geografía. Su tasa de mortalidad se cifra en 20/1000 habitantes  y la población bajo el nivel de pobreza alcanza el 70%, siendo la tasa de  alfabetización del 63 % para los hombres y sólo el 32% para las mujeres. Alguno de los indicadores que destacan los niveles de salud del país son que la esperanza de vida al nacer es de 54 años para la mujer y 52 para el hombre (85 y 79 en España), la tasa de natalidad es de 39/1000 habitantes (9,7 en España) y la tasa de mortalidad infantil es de 76/1000 habitantes  (3,37/1000 en España). A todo ello se une una elevada prevalencia de enfermedades infecciosas como la malaria y el VIH/Sida, que en algunas comunidades alcanza hasta el 20% de  la población.

Pero España es un país solidario y la Comunidad Valenciana es una de las más activas en este compromiso. Por ello, la Agencia Española de Cooperación Internacional colabora con el país desde hace más de treinta años y, a pesar de ser el tercer país más pobre del mundo, ha conseguido reducir a la mitad su tasa de mortalidad infantil en los últimos quince años gracias a personas como el padre Vicente, también adelantado de la Peña Valencianista per la Solidaritat y que ha trabajado duramente por alcanzar los “Objetivos del Milenio”  y, fundamentalmente, estos cuatro primeros:

1- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.  Reducir a la mitad entre 1990 y 2015 la proporción de personas que pasan hambre.
2- Lograr la educación primaria universal. La mitad de los niños no escolarizados viven en el África subsahariana.
3- Promover la igualdad de género.
4- Reducir la mortalidad infantil. En el África subsahariana uno de cada nueve niños muere antes de cumplir los cinco años.

Igualmente, el padre Vicente Berenguer Llopis fue encarcelado por defender los derechos de los estudiantes y posteriormente trabajó con Graça Machel (esposa del presidente Machel y casada posteriormente con el presidente Mandela) en el Ministerio de Educación, estimándose que ha colaborado en la escolarización de más de 200.000 niños y niñas. Entre “sus proyectos estrella” destacan los relacionados con la educación, las escuelas primarias y secundarias, internados, salones polivalentes, casas para los profesores, proyectos relacionados con la promoción de la mujer, integración en la sociedad civil mozambiqueña, centros sanitarios, potabilización de aguas y centros deportivos…


viernes, 16 de septiembre de 2016

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 16 DE SEPTIEMBRE.


El invernadero valencianista de la República Dominicana.

En ocasiones, los beneficios que se producen en los niños que participan en los proyectos que proponemos y lideramos son difíciles de medir y evaluar, pero la historia del joven Eduardo Echevarría es muy ilustrativa del cambio profundo que perseguimos en mentes y vidas. Lograr cambios de actitud y autoestima en los niños es finalmente el objetivo, tanto en el caso de Eduardo como en el de muchos otros niños que han participado en nuestros proyectos de Guatemala, República Dominicana, Nicaragua y Ecuador recientemente. La historia de Eduardo es la de tantos otros…
Eduardo Echevarría es un joven de doce años de edad quien, tras el fallecimiento de su madre, ingresó junto con sus cuatro hermanos en el proyecto que la Penya Valencianista per la Solidaritat lideraba junto a la organización “Nuestros Pequeños Hermanos” en la República Dominicana, programa en el que compaginamos deporte solidario y adiestramiento en labores agrícolas. En una ocasión, por su comportamiento rebelde y difícil, estuvo en puertas de ser expulsado y tener que dejar el hogar que teníamos para ellos, como lo tuvo que dejar su hermano mayor, Roberto, al que se sentía muy unido. Eduardo, rebelde y conflictivo, agresivo en sus enfados, temperamental, solitario y poco sociable, caracteres comprensibles en un niño con un pasado difícil y violento, mostró progresivamente interés hacia el proyecto; hechos como trabajar con alegría, madrugar o la puntualidad en la llegada al invernadero demostraban que algo estaba cambiando en él.  Pronto demostró ser un chico inteligente, muy observador y que aprendía rápido. Su colaboración en las tareas acarreando tierra con la carretilla, desmalezando y llevando y trayendo las herramientas hizo que pronto captara nuestra atención. Su interés por aprender nos llevó a enseñarle matemáticas, practicar la lectura, el juego del ajedrez, y el uso del ordenador, produciéndose paulatinamente un cambio muy positivo en su actitud y en su comportamiento y comenzando a relacionarse mejor con los compañeros y profesores y recuperando el interés en la escuela. Su participación en las actividades de la Penya Valencianista por la Solidaridad también hicieron que se integrara y socializara con el resto de los compañeros del equipo de fútbol. Sus calificaciones finales de Diciembre del 2009 nos sorprendieron a todos pues estaba estigmatizado y catalogado en la escuela como un joven difícil y rebelde. Su nota de 9,3 en matemáticas es el mejor indicador del cambio de este joven pues su temperamento agresivo, su desdén por la escuela y los estudios se convirtieron en un carácter más afable y cordial. Fue ganando confianza y seguridad en sí mismo y el optimismo y las ganas por aprender enraizaron en la mente de este joven. Cuando a un niño o joven de pasado tormentoso y difícil se le da responsabilidad y cariño, se le hace sentir importante, apreciado y querido, el camino del cambio queda allanado y desaparecen sus actitudes negativas hacia la escuela y hacia la autoridad de los maestros y entrenadores.
Hay que resaltar que este impulso no hubiera sido posible sin el necesario liderazgo, sabio y comprometido, de Eduardo Briones y Pilar como los más insignes adelantados con los que contamos. Y es que algo tan aparentemente sencillo como enseñar a los niños a producir  sus propias hortalizas en su invernadero y cuidar el árbol frutal que han plantado, junto con la integración en el equipo deportivo demuestra el efecto multiplicador extraordinario del fútbol y de la tierra, de la amistad y el compromiso con los valores en los que la Penya Valencianista per la Solidaritat cree más firmemente que nunca…

viernes, 2 de septiembre de 2016

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 2 DE SEPTIEMBRE.



"UNA SINGULAR CAUSA PARA FORTALECER LA SOLIDARIDAD VALENCIANISTA EN CARTAGENA DE INDIAS"


Se escucha asiduamente que Cartagena de Indias es el centro turístico y cultural colombiano por excelencia del Caribe, además de ser una ciudad antigua e histórica. Pero su esplendor también tiene sus contrastes. Uno de ellos es un crecimiento vertiginoso partiendo de una ciudad pequeña que se ha celebrado los 483 años de su fundación por el adelantado español Don Pedro de Heredia un 1 de Junio de 1533. Además de ostentar el título de ser la “Ciudad Cuna de la Libertad” en la nación colombiana por ser la primera en lograr la independencia un 11 de Noviembre de 1811, es hoy la más requerida por los múltiples viajeros nacionales y extranjeros para tenerla como lugar de visita obligada.
Pero, rodeada de barrios de estratos cero, uno y dos, el entorno que la circunda ha propiciado un crecimiento demográfico y un desarrollo urbano desproporcionado y deforme, difícil de controlar por la afluencia de desplazados por la guerrilla que se radican allí, llegando su número al 40% de la población global y superando a los nativos y raizales que por tradición la habitan. En este entorno se ha hecho necesario el nacimiento de un proyecto que se convierte en una alianza entre la Penya Valencianista per la Solidaritat, los estudiantes de Trabajo Social del Colegio Mayor de Bolívar, la “Fundación Gómez Cerezo” de Valencia, la municipalidad y los líderes naturales de las comunidades más deprimidas de los barrios de Flor del Campo, Colombiatón, Bicentenario, Villa de Aranjuez, Las Torres, Urbanización Ciudadela India Catalina y El Portal de la Cordialidad. En estos lugares reina silenciosamente la degradación familiar producida por la falta de una educación básica elemental, las pandillas, la violencia, los embarazos no deseados a edades muy tempranas y los casos múltiples de drogadicción. Es nuestra adelantada Mirta Sotomayor la que lidera de forma comprometida nuestra acción de integración deportiva infantil en compañía de alumnas y líderes que encabezan la valiosa iniciativa de hacer realidad la creación de la ¨Clínica de lo Social¨, herramienta idónea para tratar de erradicar y sanar para siempre todas esas brechas que aún prevalecen y que mitigamos con nuestros aportes en material deportivo, educativo, económico y humano. Estas comunidades adolecen actualmente de verdaderos programas de salud infantil, de una práctica pedagógica a los menores de edad, de asistencia social a niños y adultos y de una sana convivencia para la práctica de las diferentes disciplinas deportivas.