miércoles, 19 de abril de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 14 DE ABRIL.

Es imposible transmitir la emoción que uno siente cuando escucha cantar “Amunt Valencia” en los confines de un país, Etiopía, por un grupo de cerca de cincuenta niñas y jóvenes ataviadas con camiseta y escudo de nuestro Valencia.
Hacía algunos años que, estando en ese país, vibramos con el triunfo de nuestro Valencia en Málaga que nos convirtió en campeones de la mejor liga del mundo. Al poco, y ejecutando un programa financiado por la Generalitat Valenciana para tratar de reducir y hasta lo posible erradicar la mutilación femenina, visitamos a la lideresa, Bogalech Gebre, que había hecho real lo que parecía un milagro: 1.900.000 mujeres y niñas de toda la comarca de Kembatta se habían rebelado contra la mutilación y se sentían felices. Cinco siglos antes, Quevedo dejó escrito "uno a uno todos somos mortales,  juntos somos eternos". Eso llegamos a pensar con el resultado de un trabajo bien hecho.
El 73% de las mujeres y niñas del país sufrían prácticas dañinas a su integridad y libertad en forma de mutilación genital o de secuestro y al menos una cuarta parte de ellas perdía la vida. Este es un país con más de cuarenta y cinco etnias lenguas, historia, valores culturales y estructuras sociales diferentes, que se cuenta entre los diez países más pobres del mundo y donde el 80% no llega a disponer de dos euros al día para sobrevivir.
Y no sólo reforzamos el trabajo de una mujer, " luz esplendorosa" como se traduce su nombre del amárico, sino que, acompañando a la “Fundación por la Justicia”, le ofrecimos otro instrumento de recuperación de su propia autoestima, la que cualquier valencianista tiene cuando descubre los colores y su escudo sobre pechos que sienten que merece la pena trabajar por valores irrenunciables.
En ese país -como en tantos otros- con frecuencia nos conformamos haciendo preguntas o resaltando contradicciones, sin aportar soluciones ni respuestas y, mientras tanto, se masacra, se mutila a mujeres y niñas, se tortura, se expulsa por la fuerza, se alega la soberanía nacional y se cuenta con la pasividad internacional para alejar de nuestra vista a quienes nos resultan incómodos.
En esta Penya Valencianista per la Solidaritat seguimos pensando que, mientras se logra la perfección de la utopía -ese mundo perfecto que nos siguen prometiendo algunos insensatos de este siglo-, hay que ir tirando, a golpe de contradicción y de lágrimas, de pequeños signos y reducidas esperanzas, haciendo lo que se puede, que siempre es más que lo posible. El compromiso con los derechos de otros y la justicia sin desigualdades a nadie asegura la eternidad, pero podemos asegurar que prolonga muchas vidas con dignidad.

Para la Penya Valencianista per la Solidaritat resulta emocionante admirar a tantas niñas, adolescentes y mujeres que han sido capaces de quedarse íntegras, enfrentarse a quienes querían cortarlas, vestirse y presumir del escudo de nuestro Valencia, con el que por fin pueden reír y jugar, ser y repartirse. La exhibición portando ramos de su tierra y sus raíces nos hizo sentir la emoción de haber ganado otra liga y para siempre: “Amunt, València a la victoria. Amunt, tots junts vencerem. Amunt, ens espera la glòria… És un sentiment…que mai es rendix, que mai es doblega”.

domingo, 2 de abril de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE 31 DE MARZO.


Soy Lucía. Era el curso escolar 2005-2006  cuando llevé a cabo el proyecto “Todos a la escuela” en la escuela de primaria Ginjo en la ciudad de Jima, en Etiopía, gracias a la colaboración de la Penya Valencianista per la Solidaritat, a los que conseguimos contagiar la ilusión por convertir la escuela en un mejor lugar para aprender y socializar. Una breve reunión con José María Tomas y Raúl Celda fue el comienzo de una fructífera colaboración que continuó a mi vuelta a España. A pesar de que han pasado once años desde entonces, todavía siguen vivas en mi memoria las muestras de agradecimiento y cariño de toda la comunidad educativa, sobre todo las sonrisas de los niños.
Entre los más de 2.000 niños que estudiaban en la escuela había un alto porcentaje de huérfanos, niños que habían perdido a sus padres a causa del SIDA, de la guerra o simplemente de enfermedades para las cuales no habían podido acceder a la atención médica adecuada. El proyecto “Todos a la escuela” se centró en estos cien niños y niñas, muchos de los cuales acudían a clase sin haber desayunado y que estaban agotados después de un largo camino recorrido desde sus aldeas. Durante el curso escolar, los beneficiarios recibieron una pequeña asignación mensual que entregábamos a sus cuidadores, abuelas, tías o hermanas, además de uniformes y material escolar.
También destinamos una parte de los fondos a habilitar cinco nuevas aulas que se encontraban en estado ruinoso. Una de ellas la convertimos en “Club de inglés”, donde los niños aprendían el idioma a través de juegos y canciones. En colaboración con el director, el Sr.Fekadu Etana, visitamos a varios artesanos locales y adquirimos ventanas, puertas, pupitres y pizarras. Recuerdo bien el día que inauguramos las aulas pues estábamos muy orgullosos de nuestra labor y las aulas quedaron preciosas. La escuela celebró una gran fiesta, invitamos a las autoridades y a la prensa y el evento se difundió por televisión.
En el terreno deportivo, impulsamos la creación de un equipo de futbol mixto que se llamó “Mini-Valencia F.C.” y que vestía las camisetas donadas por la Penya Valencianista per la Solidaritat. Por aquel entonces el Valencia C.F aún festejaba el doblete histórico de haber ganado la Liga española y la Copa de la UEFA de 2004.  Fue un año de éxitos y fama para el club valencianista y los etíopes son fans de los mejores clubes europeos, así que yo aprendí la alineación del equipo casi de memoria de tanto oírla repetidamente a los locales. Cada vez que me preguntaban y decía que era de Valencia, la recitaban de inmediato; Cañizares, Curro Torres, Marchena, Navarro, Angulo,...

Finalmente, quiero dejar constancia de que este entrañable proyecto es uno de los que considero mis mayores logros en el área de cooperación/educación y de los que me siento más orgullosa. En el recorrido pasaron muchas cosas que no salen en las fotos; establecimos lazos de amistad que aún perduran, cumplimos algunos de nuestros sueños, esbozamos  proyectos futuros para seguir mejorando la escuela promocionando el deporte y apoyando la escolarización de niños sin recursos. Creo de corazón que lo que hicimos en la escuela Ginjo fue muy grande ya que dimos lo mejor de nosotros mismos y recibimos a cambio un sincero reconocimiento por el empeño e ilusión invertidos… Y queda mi eterno agradecimiento a la Penya Valencianista per la Solidaritat por confiar en mí.