lunes, 6 de marzo de 2017

SERIE SOLIDARIA SUPERDEPORTE. 28 DE FEBRERO.


Esta historia de la pequeña Sara nos demuestra cómo una entidad aparentemente pequeña puede conseguir sin burocracia cosas que los trámites administrativos de otras más grandes entorpecen y pueden llegar a bloquear. Los padres adoptivos de esta niña nos cuentan: “Nosotros tenemos una papelería en la localidad de Catarroja y un día de finales del año 2006 atendimos a una clienta joven que decía venir de Guinea Ecuatorial y que estaba acompañada por una niña de unos cuatro meses de edad a la que llevaba en un carrito. Nos llamó la atención ver que la niña tenía una incisión profunda y muy llamativa en la cara y después supimos que la medicina lo llama “labio leporino”, aunque esta fractura llegaba hasta bien entrado el paladar. Volvieron a la tienda en un par de ocasiones más y nos hablaron de la odisea que vivieron madre e hija para poder llegar a España en busca de una solución médica. Y es que unas monjas de Guinea le dieron una dirección donde podría encontrar la ayuda que necesitaba en España y se lanzaron a la aventura de subir a un avión endeudándose y sin saber el destino que le depararía esta historia. Ella buscó ayuda médica en Madrid en distintas entidades “benéficas” que fueron pasándose el problema de la niña unas a otras. Gracias a estas visitas a nuestra tienda fuimos conociendo más en profundidad la historia y la madre llegó a decirnos que, cuando estaba desesperada deambulando por la capital de España y pensando que no iba a obtener ayuda, viajó a Catarroja para visitar a una prima suya planeando ya el regreso a su país. Pasó el tiempo y no volvimos a saber nada de ella hasta que reapareció un día con las mejores noticias que podían esperarse. Nos contó que de forma providencial había encontrado en el mercado del pueblo a una mujer que se interesó por el problema de la niña y a la que le relató lo vivido desde su llegada a España. Cuando la mujer contó a su hijo, miembro activo de la Penya Valencianista per la Solidaritat, el encuentro en el mercado de Catarroja la maquinaria de la Penya se puso en marcha. Los médicos vinculados a la Penya hicieron que la niña fuese operada rápidamente pues no era sólo una cuestión estética sino que ese paladar hendido llevaba consigo otras patologías añadidas.
Con la niña ya operada y con sus problemas médicos casi resueltos  nos siguió visitando. Fue la última de sus visitas la que nos cambió la vida. Ella vino a despedirse y nos dijo que tenía que regresar a su país para atender a los hermanos que la niña había dejado allí pero no podía llevarse a Sara porque su tratamiento debía continuar después de la operación. Su miedo desgarrador era dejar a Sara en España pero necesitaba la mejor de las familias para que la cuidasen porque tenía pánico a perderla y no volverla a ver ya más. Al conocer la historia y la situación nosotros le ofrecimos la posibilidad de acogerla y cuidar a su hija. La emoción que vivimos fue desbordante y la Penya Valencianista per la Solidaritat documentó lo necesario para legalizar la acogida de la niña.
Sara habla ahora con frecuencia con su “madre africana”. Esta la visitó cuando la niña fue vuelta a operar hace unos cinco años, mientras que el padre vino hace tres años a conocerla. Este mismo verano fue uno de sus cuatro hermanos el que vino a conocerla. La decisión de acoger a Sara y tenerla como una hija más no fue fácil pues ya teníamos dos hijos mayores de edad y esto significaba tener que empezar de nuevo, volver a cambiar pañales, volver al parque y todo lo que conllevaba retomar hábitos con alguien de tan corta edad pues quisimos cuidar y educar a la niña como una hija más que necesitaba nuestra ayuda. Desde entonces Sara ha tenido revisiones médicas cada seis meses por toda clase de especialistas por lo que su seguimiento y progresión están garantizados. Por su carácter, los médicos le tienen mucho cariño y ella colabora mucho en sus revisiones. En su colegio tiene una conducta exquisita hacia los maestros y los compañeros, quizás porque el conocer desde el principio que su historia no había sido como la de los demás niños le ha hecho crecer en sensibilidad y respeto. Estamos orgullosos de ella”.

La Penya Valencianista per la Solidaritat quiere agradecer a Paco y Mari, los padres adoptivos de Sara, su infinita generosidad y haber sido los verdaderos protectores que la niña necesitaba. José Luis Zaragosí, Isabel Moreno y Alfredo Perales pusieron lo mejor de sí en la Penya Valencianista per la Solidaritat para que la niña recuperara su sonrisa desde la medicina más cercana.

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